El vino en Roma
Grandes personajes romanos dejaron constancia sobre la cultura del vino
Los antiguos griegos creían que Dionisio, «el hijo manifiesto de Zeus y Sémele», era el dios del vino y podía tener muchas apariencias diferentes. Por ejemplo, podía aparecer como un monarca de los bosques o un rey de tribus decadentes, o incluso como un noble que acudía a los simposios con sus amigos y se reía a carcajadas de todos tus chistes antes de emborracharse con vino fuerte.
También se le consideraba el padre de la fertilidad, ya que tanto los humanos como las mujeres celebraban su mayoría de edad emborrachándose en -es decir- su fiesta de presentación, conocida como la fiesta de Baco, porque implicaba el agitar el falo (er galerías) lleno de vino.
También los romanos dejaron constancia sobre la importancia del vino en Roma.
Los romanos heredaron la manera griega de beber el vino
Los romanos sabían mucho sobre el vino (Baco), y parece que incluso en esta época temprana de la historia ya bebían vino en grandes cantidades. Autores como Plinio el Viejo, Catón, Marcial o Virgilio dejaron constancia de ello en sus escritos.
Su vino se mezclaba en grandes recipientes llamados cráteras, que se consideraban un arte reservado a los expertos; y se bebía en copas bajas de cerámica decoradas con imágenes de dioses o escenas de la mitología, si era posible.
El vino se envasaba en ánforas de barro, hasta que vinieron los primeros barriles de madera proveniente de la Galia.
También se utilizaba el cuero, un material muy duradero, y puede durar cientos, si no miles, de años en las condiciones adecuadas.
En Hispania, eran famosos los vinos de Tarragona, Valencia, Gerona, Baleares, la Bética y los de Valdepeñas
Los romanos importaban vinos de todo su imperio, desde Grecia hasta Hispania. En Hispania, los vinos de las actuales Tarragona, Valencia, etc. eran famosos por ser de excelente calidad y muy apreciados por los romanos que deseaban este tipo de bebida en las cenas.
El poeta Marcial alabó estos vinos comparándolos con los de Campania o Italia-tierra; de hecho, esta región era conocida mucho antes de su época, ya que la gente había identificado zonas específicas dentro de ella de las que se habían originado ciertos tipos de vino, ya que en poco tiempo existían etiquetas que declaraban con orgullo estos hechos -Fornio, Sorrento o Falerno, dependiendo del lugar exacto en el que se encuentre una persona al considerar estas regiones hoy en día.
Los romanos añadian numerosos aditivos al vino
A lo largo de la historia, el vino se ha mejorado con una amplia gama de ingredientes. Desde simples raíces como el yeso o el polvo de mármol hasta ingredientes más exóticos procedentes de países de toda Europa, como el mirto o incluso la cola de pescado.
Pero, ¿qué es lo que hace que el vino se distinga realmente de otras bebidas? Bueno, para empezar, tiene mucho más sabor gracias en parte a estos aditivos, pero también a otros componentes como los polifenoles que se encuentran en las uvas y que aportan complejidad a la sensación de sabor, llamadas notas gustativas.